Pásenle a lo barrido y a lo barrial

Hijo de un luchador. Fan de Extremoduro y de Manic Street Preachers. Adicto a las botas vaqueras. Coleccionista de sombreros vaqueros y cintos piteados. Aficionado al jazz, vago y autodidacto. He trabajado como despachador de pollo frito, chalán de frutería, fabricante de jocoque casero, lavaplatos en una pozolería, dependiente en una tienda de discos, bodeguero de panadería y vendedor de cerveza en el estadio Corona.

lunes, 21 de abril de 2008

Mi carne seguramente

When a man is young he is usually a revolutionary of some kind. So here i am speaking of my revolution.
Wyndam Lewis



El tiempo, referencia inexacta y la vez precisa, nos ha traído, entre otros vicios, el desgaste de la palabra. La palabra ha perdido su capacidad para transformar el mundo. No sólo su condición oral y escrita ha caído en ese bache, también lo ha sufrido la que quizá sea la más importante de todas, la palabra poética. En la actualidad pareciera que no existe nada más riesgoso que involucrar en un mismo campo semántico los conceptos poesía & revolución. La palabra revolución nos huele a comunismo, a resentimiento, a “poesía comprometida”, a ingenuidad retro. El tiempo nos ha imposibilitado para las revoluciones. Cualquier simulacro de levantamiento se nos antoja estéril, conmovedor.

La única revolución posible es la del poema. Es con esta premisa que Rodrigo Castillo se la juega en Espacio de Resistencia. Digo “se la juega” porque en el presente no hay nada más difícil para un poeta que construir su discurso en libertad. Escapar a las etiquetas, por ejemplo a la de “working class hero”. No porque sea erróneo asumir una posición ideológica. No. La cuestión es simple, así como originalmente la palabra proletariado no se utilizaba para denominar a la pobreza generalizada, la resistencia no implica una posición tanto partidaria como humanista. De entre las formas más constantes de la persistencia, la resistencia se ha convertido en el deporte extremo del ser postnacional.

La poesía de Rodrigo castillo nace de un malestar físico. El triunfo del cuerpo sobre el alma. Fácil es derrocar una idea, exhaustivo aniquilar un cuerpo. El primer poema de Espacio de resistencia, “Nueva tarde”, lo denuncia:

esto es alguna cosa
mi carne
seguramente

La lectura de “Nueva tarde” nos remite a una nueva vida. Vida en la que Castillo toca una puerta y alguien, del otra lado, le contesta no hay nadie. La presencia oculta que habla no es otra cosa que una superficie. Una superficie negada, por conquistar. Espacio ganado por Castillo a la manera de un nuevo salmo:

esto es una muchacha / esto es una oración /

[...]

esto es un agujero /

[...]

esto es
posiblemente
una palabra

[...]

esto es mi carne / esto es,
penetrada
una muchacha

Lezama Lima denunciaba que el poeta no lucha contra el estado, el poeta combate contra los enemigos de la belleza. Si adoptamos dicho principio, podemos afirmar que la misión más importante del poeta es preservar la belleza. Misión que Rodrigo Castillo cumple con éxito en Espacio de resistencia. Lo que lo convierte en un revolucionario o contrarrevolucionario, depende del contexto. Sobresale la honestidad del poeta, que no trafica con los valores de su discurso. No se presta al tan socorrismo vedettismo de tercer mundo al que algunos personajes se adhieren con la esperanza de ganar adeptos.

esto es, atravesado,
un cuerpo

[...]

esto es, penetrada,
una ciudad

denuncia el poeta en “Nadie”. ¿Un cuerpo, una superficie, una ciudad? Espacio de resistencia es sólo una voz. Una voz que clama “aquí estuvo alguien”. Testimonio de un diálogo que hizo suyo el insistir. De un diálogo que no posee nada, excepto resistencia. Soy y no soy yo el que canta, presume Castillo. En efecto, es la acera, el día, los escalones, el polvo, quienes son nuestro espacio, nuestra página en blanco, nuestro alfabeto para ejercer todas las posibilidades del resistir.

La palabra insiste, persiste, sólo el cuerpo soporta. El primer espacio de resistencia es el cuerpo. El que siente las horas, la temperatura, el desamor. Castillo lo sabe. Con su libro le ha cantado al caos, al cáncer, al Dios que es el cuerpo. La máquina primigenia. Irremplazable como el poema. El poema busca lo mismo que el cuerpo, un fantasma. Eléctrico o desechable. Fantasma que se resuelve en estrofas. Sin embargo, el cuerpo sigue. ¿A dónde nos lleva? Amarrados, sometidos, pútridos. ¿A resistir más allá de lo razonable? A pastar acá, no, acá, no, acá, no, acá, no, acá.

Algo es certero, el viaje del cuerpo no termina nunca. Porque como Castillo sugiere, la única revolución posible, además del poema, es la carne.

Espacio de Resistencia, Rodrigo Castillo, Premio nacional de poesía joven Jaime Reyes 2006
UACM, 2007

miércoles, 2 de abril de 2008

Queremos tanto a Kendra


Quien haya dicho que la más pura soledad masculina se cura con champán y cocaína mintió. También existe otra manera más sensata de aliviarla y es, lo sabemos, los brazos de una rubia. Así como los caballeros las prefieren, según dicta el lugar común. Pero hay niveles. Así que muy pocos pueden ejercer el derecho de procurarse una güerita de 21 años de nombre Kendra Wilkinson, quien viene siendo como el sueño de cualquier latin lover. Por desgracia es la realidad de un solo Playboy: Mr. Hugh Hefner. Un refugiado del affair. El capo del flirt.

Pero Kendra no viene sola. Ahora que la modalidad combo se ha apropiado hasta de nuestras fantasías, una rubia + una rubia + una rubia es el paquete perfecto a solicitar en el autocar. El threesome de girls next door lo complementan Holly Madison y Bridget Marquardt, 26 y 32 años respectivamente. Juntas son las novias del octogenario Hef y estrellas del reality show Girls of the Playboy Mansion, que se trasmite todos los miércoles a las 22.00 horas por el canal E! Serie que este 5 de marzo inició su nueva temporada, la cuarta.

Kendra está en nuestros corazones. También en la portada de Playboy México del mes de febrero y en la edición gabacha del mes de marzo. Fanática de los deportes, es fiel seguidora de los Cargadores de San Diego, Kendrita nos seduce en primer lugar porque lleva en la sangre a California. Petisita culona y arrojada, rocker y hip hopera, peso y levedad, nos atrapa por su cuerpo, pero también por su personalidad. Hot por definición, de las tres guapas es quien guarda una relación más equilibrada con el mundo. Por supuesto cultiva su perfil shopgirl, sin embargo mantiene un fuerte vínculo con el lado oscuro de la "fuerza".

Desde Ovidio, las transformaciones más importantes de la historia son, sin duda, las de Gregorio Samsa, Anakin Skywaker y Kendra Wilkinson. El periplo kendra narra los avatares de una chica nacida en San Diego, que consiguió hacerse con una fortuna codiciada por la humanidad desde la inauguración de los decretos del arte pop: la televisión. Así como Samsa se valió del genio de Kafka para alcanzar su estatus de insecto; y Anakin necesito tres películas para convertirse en Darth Vader; Kendra se valió del status de Hef para volverse una celebridad. Aunque el papel de la última parezca un tributo a la cultura light, sostiene una profunda complejidad a la altura de los otros personajes antes mencionados.

El programa retrata la vida cotidiana en la mansión Playboy de las tres rubias y su relación con el magnate Hugh Hefner. Contra la producción: seducción, dice el sociólogo-filósofo francés Jean Baudrillard. En el juego de roles Kendra encarna la atracción, mientras que Holly y Bridget hacen suya la corrupción. Son unas auténticas stone cold foxies. Preocupadas ante todo por los aspectos de la vanalidad. Superficiales hasta el estigma. Por su parte, Kendra es la única cercana al existencialismo profesado a la manera de Camus. El de la persona que no encuentra su lugar en el mundo. Sea este un castillo de Playboy, Un canal con barra de entretenimiento para adultos o La nostalgia por la verdadera condición de la vecina de a lado, que lucha contra su propia incapacidad para lidiar con su edad, su belleza y su medio ambiente. Entonces surge la afirmación: ellas no están ahí para pensar. Correcto. Pero al ser Kendra ella misma, y no el estereotipo que impone la american beauty, le concede al reality contendido, involuntario si se quiere, en beneficio del espectador.

Los ganones somos los fans de la chaparrita. Disfrutamos observarla a la moda dominatrix, sólo por el placer de desencajar ante el ideal de perfección que siempre encaran Holly y Bridget. Qué sería de nosotros sin la chica salvaje. El grado de identificación se reduciría sin la sport girl. Al estar el programa dirigido al público masculino, urge la figura machetera de Kendra. La contraparte guarra y desmitificadora de la Barbie. El condimento real que contraste con la imagen plástica de las mujeres producidas en serie, como las muñecas de Mattel.

La principal protagonista de Girls of the Playboy Mansion es Holly. La novia primordial de Hef. Santa, como lo sugiere se nombre, pretende casarse con el dueño de la mansión. Bridget, podría considerarse la segundona. Siempre atenta a lo que dice la capataz Holly. Las dos se encuentran a gusto en sus papeles. El falso sentido de seguridad que profesan nos causa desconfianza. Es sólo el modelo de conducta para tanta gringuita de cara bonita y cerebro vacío que busca seguir sus pasos. A Kendra no le imposta ser la última en la lista de Hef. Ella es lo heavy, representa lo marginal. El deseo sin trámites.

En la historia de la revista, varias novias de Hef habían sido playmates. Privilegio del que no gozaban las girls next door, hasta que el magnate sucumbió ante las exigencias de Holly. Ya han aparecido dos veces. Y en la edición estadunidense de marzo de este año son calificadas como las Sex Star of the Year, por encima de hermosuras como Scarlett Johansson, Jenny McCarthy, Eva Mendes y Vida Guerra.

No hay duda. Queremos tanto a Kendra. Y queremos tanto a Hef. Por mantenerse 80 años en la cima a base de pura old school. Admirador de Casablanca, por capitalizar nuestras obsesiones por décadas en su revista. Porque es más difícil sobrevivir a los excesos que morir en el intento. Porque gracias a él podemos decir frases como esta: Mick Jagger es el Hugh Hefner del rock & roll. Hoy, que la novela histórica está de moda, aún hay un capítulo por escribirse. La ficción sobre Hef. La novela histórica tiene una deuda con el creador de las conejitas. En algunos años surgirán las tramas que continuarán alimentando el mito. El nombre de Hugh Hefner seguirá vigente en los próximos 150 años.

Y sí, queremos tanto a Hef, sobre todo por la pasional Kendra. Delgadita de cintura y abultadita de pecho. Rubia platino. “Lengua de caramelo, corazón de bromuro. Supervedette, puta de lujo, modelo, estrella de culebrón”.

En su cuento “El inmortal”, Borges plantea la teoría de que todos somos inmortales. Por lo tanto, hemos vivido todas las vidas. En algún momento, todos hemos sido Homero y hemos escrito La odisea. Si lo propuesto por Borges es cierto, yo prefiero postergar ese momento. Puedo resistirlo. Prefiero sentarme y esperar. Esperar mi turno para ser Hugh Hefner.

Publicado en Milenio Diario, 9 de marzo de 2008